18 julio, 2012

La reducción del riesgo de desastres


Las comunidades siempre tendrán que hacer frente a las amenazas naturales. Sin embargo, con frecuencia los desastres actuales son el resultado directo de las actividades humanas o éstas los exacerban. Tales actividades están cambiando el equilibrio natural de la Tierra e interfiriendo como nunca antes en la atmósfera, los océanos, el casquete polar, la cobertura boscosa y la biodiversidad, al igual que en otros recursos naturales que permiten que nuestro mundo sea un lugar habitable. Asimismo, nos estamos exponiendo al riesgo de formas que son menos visibles.
Debido a que los desastres naturales pueden afectar a cualquier persona, la reducción del riesgo de desastres es una responsabilidad de todos. Los desastres no son naturales y con frecuencia se pueden prevenir. Los recursos económicos, la voluntad política y un sentido compartido de esperanza forman parte de nuestra protección colectiva contra las calamidades. Se debe reducir la vulnerabilidad de las comunidades y las naciones, y aumentar su resiliencia frente a las amenazas. Con frecuencia, cuando las sociedades están preparadas, se pueden evitar los efectos negativos de las amenazas naturales que pueden originar desastres, y cuando la reducción del riesgo de desastres representa una prioridad nacional, se puede reducir significativamente la pérdida de vidas y de medios de sustento.
Además, es importante que la reducción del riesgo de desastres se perciba como una tarea continua en el contexto de las diferentes actividades sociales, económicas, gubernamentales y profesionales. En vez de concebirla como un área que necesita servicios altamente especializados o un conocimiento práctico que únicamente se centra en el tema de la seguridad o las respuestas de emergencia, se debe considerar que la reducción del riesgo de desastres es un aspecto transversal del desarrollo que abarca a todos los sectores de la sociedad y empieza con aquellos que están más expuestos a los riesgos previsibles.

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